19 oct 2013

La CUP, independentistas del ser y del tiempo



(Breve aproximación a un fenómeno)

Hay una cuestión que me parece oportuno subrayar, y que tiene que ver con un aspecto -que considero científico- de la acción política. Hace referencia a la factibilidad de unos determinados objetivos políticos y a su adecuación a un determinado contexto social que constituye "su circunstancia" en un momento dado de la Historia. Si consideramos, por un lado, la falta de trabajo como el mayor problema, mensurable y tangible, que asola a la población catalana y, por otro, el desmantelamiento de lo público, como segunda cuestión en importancia, parecería claro que cualquier acción política que fuera considerada progresista y de izquierdas tendría que ir encaminada, principalmente, hacia la resolución de lo primero. Dicha cuestión, antes referida, no es otra que la gestión de un tiempo y flujo de energías limitados que permite el funcionamiento óptimo de una maquinaria dada que, en este caso, se corresponde a una formación política en concreto.

Pues bien, si dada una jerarquía (entendida como el consenso que determina la importancia y magnitud de cada problema) la acción política se divide y multiplica para dar respuesta a toda una serie de cuestiones secundarias y retrospectivas, una cantidad importante de tiempo y energía se va a perder en una serie de objetivos que no queda muy claro que puedan ayudar a resolver el mayor de los problemas y más importante de todos. A eso lo llamo discordancia política y supone una merma, por cuanto que hay un cantidad indeterminada de tiempo y de energía que se pierde en acciones políticas que son ornamentales las más de las veces. Tengo la sensación que la acción política de la CUP adolece de este problema y tiende peligrosamente hacia la marginalidad, que muchos han convertido en punta de lanza de una pretendida "lucha popular" más metonímica que prototípica. En la situación actual, para construir, políticamente, la mirada ha de estar puesta necesariamente en el futuro y las acciones políticas han de estar en concordancia con él. Si, por el contrario, la mirada está puesta en el pasado y las acciones en concordancia con aquél, nos encontraremos con lo que yo denominaría inoperancia factual.

O dicho de otra manera: la lucha por un trabajo para todos y la defensa de lo público afecta por igual a inmigrantes, trabajadoras sexuales, mossos, independentistas, federalistas, españolistas, católicos, ateos, etc. Pero no sucede lo mismo si cuando luchamos lo hacemos por la independencia de Cataluña, por el derecho de tal o cuál persona concreta o por la criminalización interesada de algunos colectivos profesionales, aún existiendo motivos para su cuestionamiento. No se trata de luchar enconadamente por el color y la calidad de los materiales con los que se quiere reconstruir el puente que ha sido dañado en su estructura, se trata más bien de reconstruirlo cuanto antes y de recuperar su funcionalidad utilizando para ello el mejor material posible de entre los que se disponen. El tiempo es finito y las energías limitadas, no podemos conseguirlo todo pero sí cosas importantísimas como, por ejemplo, una amplia unidad progresista que tenga la economía y el paro como sus principales objetivos de acción política transformadora.